En momentos de crisis, resulta esencial que las personas no experimenten soledad, pues el respaldo de la comunidad fortalece el sentido de pertenencia y estimula la unidad. Aunque es importante estar informados mediante canales como la televisión, las alarmas móviles y diversas plataformas, es crucial preguntarse sobre el impacto que tiene en los más sensibles la constante exposición a mensajes alarmantes. La reiteración excesiva de noticias de emergencia puede provocar reacciones adversas en quienes han vivido situaciones catastróficas anteriormente o tienen un temperamento que los hace más vulnerables, llegando incluso a sufrir ataques de pánico o experimentar ansiedad severa. Por ello, se recomienda que estos individuos reciban apoyo emocional y una presencia reconfortante por parte de familiares y amigos, quienes pueden ofrecer espacios de reflexión y calma ante la sobreexposición mediática.
Asimismo, se sugiere que los medios de comunicación adopten un rol que vaya más allá de la mera transmisión de hechos, incentivando la reflexión sobre las medidas de seguridad que el país ha aprendido a implementar con el tiempo. Las personas con alta sensibilidad deberían moderar su consumo de información, buscar compañía en sus cercanos y atender con detenimiento las orientaciones de las autoridades. En el caso de los niños, es fundamental entablar diálogos para conocer sus sentimientos e inquietudes, y responderles de forma serena y comprensiva.
Finalmente, se hace un llamado a los medios para que ejerzan una responsabilidad ética en su labor informativa, evitando generar pánico y ofreciendo, en su lugar, contextos respaldados por expertos y datos verificados. Esta estrategia no solo facilita la recepción de instrucciones pertinentes en situaciones de emergencia, sino que también consolida el apoyo social imprescindible para enfrentar momentos críticos.
Dra. Miriam Pardo Fariña, Académica de Psicología U. Andrés Bello, sede Viña del Mar
Autor: Jorge Rojas