Un extenso análisis realizado por Mayo Clinic Proceedings, basado en 25 años de datos de más de 8.500 participantes, ha indicado que quienes practican tenis de manera habitual pueden alcanzar una esperanza de vida hasta 9,7 años mayor en comparación con las personas sedentarias. Estos resultados posicionan al tenis por encima de otros deportes como natación, ciclismo y fútbol en lo que respecta a la prolongación de la vida.
La esencia del tenis reside en integrar ejercicio físico, agilidad mental y un robusto componente social. La flexibilidad en la intensidad del juego, disponible en formatos como singles, dobles y en diversas superficies, lo convierte en una actividad adaptable tanto para jóvenes como para adultos mayores o personas con distintas condiciones físicas.
Además de facilitar mejoras en la salud cardiovascular —al regular la presión arterial, los niveles de colesterol y reducir el riesgo de enfermedades del corazón—, la práctica del tenis incrementa el VO₂ máx., reflejo de la capacidad de absorción de oxígeno durante el ejercicio, y favorece la neuroplasticidad, contribuyendo a mantener las funciones cognitivas y contrarrestar el deterioro mental.
El aspecto social inherente al tenis también suma beneficios importantes, ya que la interacción en clubes, con parejas de juego o en entornos competitivos saludables, ayuda a disminuir el estrés y promueve la constancia en la actividad física. De igual forma, deportes afines como el pádel y el pickleball ofrecen alternativas dinámicas con propiedades similares.
En conclusión, el tenis se revela como un deporte integral que no solo fortalece el cuerpo, sino que también actúa como un aliado para la salud mental y la longevidad, permitiéndote disfrutar de una vida plena y activa durante muchos años.
Autor: Roberto Sánchez