Especialista en neurología revela el impacto del cambio de hora en el sueño y comparte claves para un descanso reparador

La académica de la UCSC advierte que la adaptación al nuevo horario puede prolongarse hasta por una semana y ofrece consejos para mitigar sus efectos en la salud.

El próximo 6 de septiembre, a la medianoche, Chile adoptará el horario de verano con el tradicional adelanto de reloj, pasando de las 23:59 a la 01:00 horas del día siguiente, salvo en las regiones de Magallanes, Antártica Chilena y Aysén, que desde 2016 migraron a este sistema de forma permanente. Dicho ajuste supone un reto para el organismo, ya que la sincronización entre la luz y la oscuridad deberá readaptarse. La académica y especialista en Neurología de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), Mery Marrugo, subraya que el sueño depende de procesos fisiológicos íntimamente relacionados con el ciclo circadiano, por lo que cualquier alteración en el horario puede interferir con la calidad del descanso. Según Marrugo, el ser humano se rige por ritmos que determinan el equilibrio entre sueño y vigilia, siendo esencial la etapa de descanso para restaurar procesos bioquímicos y neuronales. Ella puntualiza que los primeros días tras el cambio suelen ser los más desafiantes, especialmente para niños y adultos mayores, quienes pueden requerir hasta una semana para reajustar su ciclo circadiano. Entre las recomendaciones para enfrentar este periodo de transición, se destaca el empleo exclusivo de la cama para dormir, evitar las siestas prolongadas, aprovechar la luz solar durante el día y disponer de un ambiente para el descanso que sea cómodo, silencioso y con iluminación y temperatura adecuadas. En caso de presentar dificultades para conciliar el sueño, la especialista sugiere levantarse de la cama y salir de la habitación hasta sentir somnolencia, retomando el descanso en ese momento, y establecer horarios fijos para dormir y despertar. Además, se aconseja adoptar una rutina de relajación durante al menos media hora antes de acostarse, abstenerse de consumir alimentos o bebidas estimulantes en la tarde, evitar el tabaco, cenar con una diferencia de dos horas respecto a la hora de dormir y disminuir el uso de pantallas electrónicas. Finalmente, Marrugo aclara que los síntomas comunes atribuibles al cambio de hora, como la somnolencia, alteraciones del ánimo y falta de concentración, son transitorios y no provocan efectos permanentes, poniendo en duda los supuestos beneficios energéticos de esta medida.

Autor: Iñigo Socías

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